El contrabando aduanero se
refiere al tráfico doloso de mercancía sometida a alguna restricción o
prohibición, cuya infracción a la legislación deriva a su vez, en la evasión
parcial o total de aranceles y pago de impuestos imputables al flujo de
mercancías, con el propósito de obtener una ventaja.
Si bien es cierto que el
contrabando es una de las actividades ilegales más antiguas y comunes de la
humanidad, el mismo ha evolucionado en todos sus aspectos redimensionándose
exponencialmente con el boom
de desarrollo tecnológico actual, el cual ha conllevado a nuevas formas de
contrabando que se traducen en insospechados niveles de enriquecimientos
ilícitos y delitos económicos y financieros derivados.
Es por ello que el contrabando
como delito económico internacional no sólo es un flagelo cuyas sofisticadas ramificaciones
causan profundos daños a la economía mundial, en especial de países emergentes
y aquellos con niveles de pobrezas apreciables, producto de la competencia
desleal de precios y calidad de bienes, tráfico de mercancía prohibida o dañina, tales
como: drogas; alimentos y medicinas adulteradas, en malas condiciones o sin
controles sanitarios; ropa infectada, especies animales y agrícolas que pueden
causar enfermedades y desequilibrios económicos, entre otros; explosivos, armas
y productos químicos, armas de fuego, sino que es considerado uno de los
principales factores que atentan contra la fiscalidad mundial.
En otras palabras el contrabando
o tráfico ilegal del flujo de mercancías
a través de sus variantes, deriva en un detrimento al interés fiscal de
los Estados en relación al cobro de tributos (ya sea por la vía directa aduanal
o por competencia desleal y evasión tributaria directa de importadores,
exportadores, industriales y comerciantes) y por ende en la obtención de
ingresos ordinarios necesarios para cubrir el gasto público (seguridad, infraestructura,
salud, empleo, educación, deporte, cultura) que permitan el desarrollo de las
naciones y el bienestar de los pueblos.
En conclusión, toda disquisición
sobre contrabando aduanero y evasión fiscal, en opinión de quien escribe, debe
suponer posiciones más allá del socialismo y del capitalismo y ahondar un poco
más en una economía de mercado con responsabilidad social, en este sentido los
individuos y las colectividades debemos tomar conciencia de nuestra
contribución en estos temas en el quehacer diario.
Finalmente, me permito varias
reflexiones: ¿A dónde van mis Impuestos?¿Realmente somos parte de una sociedad más
humana, cuando socialmente es aceptado el contrabando aduanero y la evasión
fiscal?. ¿Somos responsables socialmente en materia tributaria?.¿El contrabando
de qué forma repercute en el comercio informal?. Eso que supuestamente pagué más
barato o lo pasé por aduana sin pagar tributos o por tributos menores ¿Cómo
repercutió en el sistema público de: salud, educación, infraestructura,
cultura, seguridad, deporte, empleo?. ¿La manera de involucrarnos con el
problema no será parte del problema?